lunes, 22 de junio de 2009

Incienso

Por Lucía Kusial Singh

Arabescos perfumados en el aire, cadencia subyugante en el ambiente,
sinuosas como danzarinas circenses de antaño. Humo mágico de herbajes exóticos.
Veo luces persiguiendo al artista que se cree estrella.
Se encienden los garitos gansteriles apretujados y bulliciosos.
El destape de las féminas de los 20 debutando pitillos.
El croupier estrafalario con su pajarilla balanceando naipes ofrendándolos al mejor postor.
Pienso en la caligrafía protagonista de cartas eróticas y prohibidas.
La película Historia de una Geisha: magnética sorprendente.
Adolescentes furtivos estrenando hombría.
La gitana, la bailadora gitana que como pantera orgullosa despliega como guerrera toda la estirpe y enigma de su raza.
El monaguillo exorcizando espíritus, entre sermones dominicales religiosos.
La hechicera y el chamán juntos en una orgía exótica y misteriosa purificando hechizos maléficos.
La ramera en el burdel apagando pasiones como en las escaramuzas de guerra.
El hombre zambulléndose en sus pensamientos.
Los niños sin hogar.
Los templos chinos con sus deidades, manjares divinos y mantras míticos.
La indostana cautivando juventud del jazmin en el ambiente.
La danza sobre la resina fecunda prometiendo fertilidad.
La mujer en el barrio: joven, romántica, solitaria que se enamora como los ríos que se funden con las piedras.
El macho fortaleciendo su hombría con el sándalo levantino.
Los bailadores de tango: recios, románticos, apasionados al compás del contoneo dramático como de gacela en celo.
El Bossa Nova: sugerente, extravagante y sensual candente como África.
El Viernes Santo ahuyentado espíritus del mal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario